martes, 23 de junio de 2015


Pedir ayuda pareciera como muy básico, como que no hay nada que pensar: necesitas ayuda, la pides. A tus amigos, familiares, a tu jefe, a tu equipo... Finalmente ha sido la base del éxito de la raza humana, trabajamos en equipo, división de tareas, la unión hace la fuerza, etc.  Por algo los deportes de equipo son más populares que los individuales. Está en nosotros.

Pero tal parece que hoy, cuando alcanzar a cualquier persona es más fácil que nunca, es cuando menos lo hacemos. Preferimos el GPS que al tipo parado en la esquina o en el auto a un lado de nosotros. Preferimos googlear que pedir la receta a la tía o vecina. Y se pone peor. Cuando tenemos problemas de verdad... Simplemente no pedimos ayuda.

Somos mamíferos de grupo: hoy estamos, y no podemos dejar de estar en Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram, etc.

Para muchos es indispensable mantener al día sus redes sociales, le dan like a todo, etiquetan, reenvían, se inscriben, chatean, actualizan, etc.

Pero no pedimos ayuda. Tal vez solo soy yo, tal vez soy un inadaptado y el único iluso que piensa que después de una solicitud de amistad o de conexión nueva en una red social, vendrá un apretón de manos en la vida real.

Una vez escuché a una mamá decirle a su hija "nunca tendrás demasiadas mejores amigas". Hoy la regla parece ser "Nunca tendrás suficientes amigos en Facebook".

¿Por qué entonces nos cuesta tanto pedir ayuda? Porque tenemos una idea no racionada de que el acudir a alguien pidiendo ayuda o consejo es una especie de declaración de fracaso. Cómo decir "no pude, no se como hacerlo y no me queda otra que preguntar". Como aceptar que solos no podemos. Este orgullo es no sólo inútil sino contraproducente. Nos hunde y nos aleja del consejo o ayuda que alguien nos pudiera ofrecer. Incluso antes de eso nos niega del ejercicio de hablar de lo que enfrentamos. El simple hecho de articular nuestra situación, de ponerla en orden y contexto para explicar a alguien más nos ayuda a entender mejor, a tener una perspectiva fresca. ¿No te ha pasado que después de explicar la situación la respuesta brinca frente a ti? "No déjalo, ya se que tengo que hacer".

Y si no es así, pues alguien ya te escucho y podrá decir o hacer algo por ti. Hoy por ti, mañana por mi. Y a la gente le gusta ayudar, de verdad. Si es alguien cercano a ti tal vez sea porque te aprecie. Si no es alguien cercano te ayudará por gusto, o por status. Difícilmente alguien te dirá algo con la intención de dañarte, así que pide ayuda, final de cuentas, si has leído hasta aquí, probablemente la necesitas.

¡Oh!, y ahora ¿quién podrá ayudarme?

Nadie va a llegar con una capa o cualquier otro disfraz de superhéroe. De hecho, si no pides ayuda NADIE va a llegar. Pero lo del superhéroe es muy interesante. ¿Por qué los superhéroes usan disfraz? ¿Proteger su identidad secreta y renunciar a la fama? ¿Para diferenciar a Batman de Superman? Puede ser, pero si lo analizas, es un modo de certificación. Como el diploma en la pared de un médico o un abogado. "El presente diploma acredita al individuo de la foto que tiene los conocimientos para ayudarte". Si buscas alguien que te cure de una enfermedad tropical o te divorcie... está como más fácil. Pero si quieres encontrar tu pasión, cambiar de empleo, descubrir por qué te ignoran para las promociones o ascensos, como que no es tan obvio.

Pero para estas cosas también hay superhéroes:

1. SuperCoach. El coach personal es una gran opción. A pesar de que está muy de moda y la oferta excede la demanda... Bien hecho, es una gran opción para desarrollar habilidades, para resolver problemas o temas específicos.

2. MentorMan. Mi superhéroe favorito. A diferencia del coach, se enfoca en ti, en tu desarrollo personal. Si encuentras un mentor que sepa hacerlo, que lo haga de manera estructurada y periódica, puede hacer una gran diferencia para ti. Un mentor no es para arreglar un problema en específico, es para encontrar tus áreas de oportunidad y ayudarte a sacar lo mejor de ti, a liberar tu potencial.

3. Amigator. Muy diferente a los dos héroes anteriores, más que un superhéroe es como un espontáneo que te trata de ayudar por que te estima y se lo pediste o de plano sintió que tenía que hacer algo por ti. No es muy estructurado, quizás nada estructurado. Pero tiene dos grandes poderes: te conoce y te aprecia. Y eso, vale mucho.

Estos equivalen a Superman, Batman y el Hombre Araña. Hay más, claro. Pero si pides la ayuda de alguno de estos, seguro te ira mejor y se salvará tu día.

lunes, 30 de marzo de 2015

“¡A mí no me hables así!” Como le puse un hasta aquí a mí mismo.

Imagina que estás en una cafetería tomando tu café y de repente, accidentalmente, lo derramas, y que la persona sentada a tu lado te dice: ¡ah qué torpe eres!

¿Cuál sería tu respuesta?

Imagina que estás en el tráfico y tu acompañante te dice algo así como : "¡que necio de tomar esta ruta! Siempre es lo mismo y te ha de tocar este tráfico".

¿Cómo te sentirías?

Ahora imagina que a un chico le bajan la calificación en el colegio por olvidar una tarea, ¿que pensarías si la mamá le dijera que es un tonto, que siempre es lo mismo?

¿Qué te parecen estas personas? ¿Odiosas, intransigentes, insensibles, mal educadas? ¿Algo peor? La mayoría de nosotros preferiríamos alejarnos de personas así. O tal vez darles un puñetazo en la cara, una patada en la entrepierna y llenarlo de maldiciones.

Ya escucho a las mamás en el caso del niño regañado: "¿qué le pasa a esa mujer? No es manera de hablarle a nadie, ¡menos a un niño pequeño,"

Y tienen razón.

Pero, ¿por qué te permites a ti mismo hablarte así?

¿Que no lo haces? ¿Estás segura? ¿Estás seguro?

La realidad es que todo el tiempo tenemos un diálogo interior y es muy curioso cómo diferentes personas reaccionan a las palabras y, aunque no lo creas, como te hablas a ti mismo tiene efectos muy importantes en tu actitud, en cómo te sientes y como te va.

De repente somos tan cuidadosos de no ofender a la persona que nos escucha. Por ejemplo, algunas personas tienen mucho cuidado de usar un “¿me expliqué?” en lugar de un “¿me entendiste?”, como si el preguntar si nos entendieron insinuara que de no ser así, quien nos escucha fuera tonto. Mientras que el “¿si me explique?” implica que una falla en la comunicación sería culpa nuestra, para NUNCA ofender a la persona con la que hablamos, preferimos insinuar que la falla es nuestra.

Por qué todo el tiempo nos estamos hablando a nosotros mismos. Todos tenemos esa voz interior que nos habla todo el tiempo, a la cual casi no prestamos atención. El diálogo interno existe, y no solo son palabras dando vueltas en nuestra cabeza. Lo que nos decimos tiene el poder de moldear nuestra realidad, nos guste o no. Nos percatemos o no. Y generalmente no nos percatamos.

¿Qué te parecería que cualquier persona le hablara a tu hijo dirigiéndose a él en el mismo tono en el que te hablas a ti mismo en tu voz interna?. Muy probablemente no te gustaría nada. ¿Le hablarías en ese tono a tu jefe, tu esposa o incluso un desconocido?

“Es un decir, no significa nada, en realidad me quiero y me respeto”

Somos más susceptibles a nuestras propias palabras de lo que creemos.

Los deportistas practican mucho la visualización, antes de un partido o competencia se hacen una imagen mental de ellos mismos anotando un gol, cruzando la meta en primer lugar, recibiendo un trofeo, etc. El principio es el mismo, si en tu voz interior dices que eres feo... ¿Cómo crees que te va a ver el mundo?

Como dice la famosa frase de Henry Ford:

"Ya sea que piensas que si puedes, o piensas que no puedes - tienes TODA la razón.

Es sorprendente como es más abierta y común la resistencia a la voz interior positiva que la aceptación de los efectos catastróficos de la negativa. Mucha gente piensa que el hablarse a sí mismo en un tono positivo es:

-Inútil
-Fatuo
-Engreído
-Pretencioso
-Irrealista
-Etc.

La realidad es otra muy distinta. Esto es como la dieta: no puedes comer alimentos sanos y comida chatarra en la misma comida y esperar los beneficios solo de la comida sana.

Mi petición, para ti, es que hagas un esfuerzo consciente de evitar el pensamiento negativo y haz que tu "yo interno" te hable en un tono positivo, alentador, siempre pro.

Muchos pequeños vicios y males parecen tan insignificantes pero que a la larga, poco a poco, tienen efectos devastadores. Si tu no crees que puedes, que eres y que lo mereces ¿quién más lo hará? Ese es tu trabajo y nadie lo va a hacer por ti. Ni tu jefe, ni tus amigos, ni tu pareja, vamos, ¡ni tu madre!

Se han escritos muchos libros, artículos, blogs y frases motivacionales sobre este tema. Existen seminarios, retiros, clases de yoga, rezos y cánticos para ayudarte o guiarte. Puedes hacer muchas cosas. Ya sabes cuál es la mejor ¿verdad? Por supuesto: la que a ti te funcione.

Probablemente pienses "¿qué?, ¿Ya, es todo?, ¿no me va a dar los 10 pasos para transformar el pensamiento negativo en positivo y asegurar el éxito y la felicidad en 15 días o te devuelvo tu dinero?".

¡Obvio no! ¡No me haz pagado nada! ¿Qué te voy a devolver? Pensándolo bien, si quieres pagarme hazlo ;)

Cada quien tiene sus motivos y gustos, y va a lugares diferentes.

Si aun así insistes, te dejo esta pieza de desarrollo personal apoyada en los últimos estudios en el campo de la psicología y del entendimiento del cerebro humano: http://youtu.be/4uJA3P99tKovideo

Procrastinación, onomatopeyas y otras palabrotas.

Procrastinar: hacerse tonto a si mismo dejando para mañana lo que es para este momento (o tal vez para ayer).
Onomatopeya. (Del lat. tardío onomatopoeia, y este del gr. ὀνοματοποιΐα) Nombre correcto a los letreritos de la serie de Batman de los 60s (¡Zaz!, ¡Pum!, ¡Slam!, etc.).
                                                                                
Mañana: lugar inexistente, creado en la imaginación del hombre, el cual no llega nunca. Mito urbano que la ciencia no ha podido demostrar.
Hace algunos años, durante una reunión global, un ejecutivo no Latino explicó los retos del mercado Latinoamericano. Este "simpático" personaje explicaba que hacer negocios en Latinoamérica tenía muchos retos como la corrupción (tristemente ¿qué le puedes decir?), la situación económica y el síndrome del "mañana". Cuando escuché eso me hirvió la sangre. El "simpático" hizo una pausa para dar espacio a su público para reír. Afortunadamente eso no pasó, así que este sujeto explicó que la informalidad era algo muy arraigado en los latinos, aún en ambientes de negocio.
¡ZAZ!
¡OUCH!
¡ZOC!
Primero pensé "¡lo peor es que tiene razón!" Pero después reflexioné: ¡No, no tiene razón! Es una condición humana. Ciertamente los latinos en general podemos tener una actitud más desenfadada al respecto, y puede ser muy exasperante, pero finalmente es condición humana. Personalmente pienso que estamos hablando de procrastinación.
¿Qué pasa si buscas Procrastinar en Google?
¡SWIIISH!
  • Si buscas en Google la palabra Procrastinar encontrarás aproximadamente 227,000 resultados.
  • Si buscas en ingles Procrastination, te aparecerán 14,400,000 resultados.
  • En Amazon encontrarás 4,932 libros en inglés sobre el tema.
Ya sea que pienses en el tipo con el sombrero bajo el cactus, o en un best seller de como vencer a la procrastinación, el hecho de no dejar las cosas para después es un problema común pero muy complejo.
Para empezar la procrastinación está mal conceptualizada. Los latinos podemos tener aspectos culturales en derredor de la procrastinación pero ciertamente no es exclusiva de nosotros. Normalmente pensamos en ella como un vicio de conducta y actitud. Como un aspecto negativo de nuestra personalidad.
¡Gulp!
¿Será así?
Ciertamente no es algo agradable ni que nos ayude. Pero es bueno entender su real naturaleza. Personalmente pienso que la procrastinación es una especie de mecanismo de defensa. ¿De defensa? Si. Es una forma inconsciente de proteger nuestra imagen, básicamente ante nosotros mismos.
La procrastinación es una excusa, al no iniciar alguna actividad tenemos la excusa perfecta que libera culpas. "No he tenido tiempo, aún no empiezo" y entonces lo mandamos al mañana. Ese día que no tiene fecha en el calendario, que NUNCA llega, pero de repente, cuando te percatas, ya PASO, nunca lo tuvimos.
¡SPLASH! (Agua helada)
"¡Santas procrastinaciones Batman! Y ahora ¿qué haremos?”
Soy fan de Batman, pero no conozco ningún arma ni en la Bati-cueva ni en el Batimovil, ni en su Bati-cinturón que pueda acabar con el síndrome del mañana en un ¡OOOOSH!
Si te regresas unos renglones veras que el material, los tips, métodos y cuanta cosa se te ocurra, está disponible para entender y tratar de vencer la procrastinación. En Google (fácil) y encontraras muchas cosas gratis.
¿Dónde empezar? Si ya has leído mi blog antes adivinaras la respuesta: en tu yo interno. En tus motivaciones, tu plan de vida y, sobre todo estando consciente de ti mismo.
Después busca en Google lo que a ti te sirva más.
Existen muchos tips. Por ejemplo las listas de cosas por hacer, las pones en tu agenda, le asignas un día específico... ya tienes la idea ¿verdad?
El problema es que si una actividad no te gusta y no es parte de un plan que te va a llevar a donde quieres ir, es muy fácil la dejes para después.
Si estás cierto y consciente de a donde vas y porque necesitas hacer algo en específico, no sólo no postergarás las cosas, al contrario, deberías de saltar hacia ellas, atacarlas, terminarlas. Y hacerlo hoy, sin dilación. Si lo que haces obedece a lo que te apasiona, estará en ti.Será parte de ti. Como un gen que te da instrucciones para hacer algo en específico. Estará en ti como el chocolate en tus caderas.
Es verdad que el manejo de tiempo influye. Nuestra vida moderna y nuestra afición por el multi-tasking hacen muy difícil estar al día con listas de pendientes más largas que la cuaresma. A mí me sirve mucho la regla de los 2 minutos: si lo que tengo frente a mí me lleva 2 minutos o menos hacerlo, lo hago de inmediato. Si no es asi, si me lleva más tiempo entonces lo pongo en mi agenda. Listo. Tiene su lugar y no es un mañana sin fecha ni hora.
Espero esto te invite a reflexionar. Si así es, me daría mucho gusto saberlo. Si no...
¡ZAZ!