Pedir ayuda pareciera como muy básico, como que no hay nada que pensar: necesitas ayuda, la pides. A tus amigos, familiares, a tu jefe, a tu equipo... Finalmente ha sido la base del éxito de la raza humana, trabajamos en equipo, división de tareas, la unión hace la fuerza, etc. Por algo los deportes de equipo son más populares que los individuales. Está en nosotros.
Pero tal parece que hoy, cuando alcanzar a cualquier persona es más fácil que nunca, es cuando menos lo hacemos. Preferimos el GPS que al tipo parado en la esquina o en el auto a un lado de nosotros. Preferimos googlear que pedir la receta a la tía o vecina. Y se pone peor. Cuando tenemos problemas de verdad... Simplemente no pedimos ayuda.
Somos mamíferos de grupo: hoy estamos, y no podemos dejar de estar en Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram, etc.
Para muchos es indispensable mantener al día sus redes sociales, le dan like a todo, etiquetan, reenvían, se inscriben, chatean, actualizan, etc.
Pero no pedimos ayuda. Tal vez solo soy yo, tal vez soy un inadaptado y el único iluso que piensa que después de una solicitud de amistad o de conexión nueva en una red social, vendrá un apretón de manos en la vida real.
Una vez escuché a una mamá decirle a su hija "nunca tendrás demasiadas mejores amigas". Hoy la regla parece ser "Nunca tendrás suficientes amigos en Facebook".
¿Por qué entonces nos cuesta tanto pedir ayuda? Porque tenemos una idea no racionada de que el acudir a alguien pidiendo ayuda o consejo es una especie de declaración de fracaso. Cómo decir "no pude, no se como hacerlo y no me queda otra que preguntar". Como aceptar que solos no podemos. Este orgullo es no sólo inútil sino contraproducente. Nos hunde y nos aleja del consejo o ayuda que alguien nos pudiera ofrecer. Incluso antes de eso nos niega del ejercicio de hablar de lo que enfrentamos. El simple hecho de articular nuestra situación, de ponerla en orden y contexto para explicar a alguien más nos ayuda a entender mejor, a tener una perspectiva fresca. ¿No te ha pasado que después de explicar la situación la respuesta brinca frente a ti? "No déjalo, ya se que tengo que hacer".
Y si no es así, pues alguien ya te escucho y podrá decir o hacer algo por ti. Hoy por ti, mañana por mi. Y a la gente le gusta ayudar, de verdad. Si es alguien cercano a ti tal vez sea porque te aprecie. Si no es alguien cercano te ayudará por gusto, o por status. Difícilmente alguien te dirá algo con la intención de dañarte, así que pide ayuda, final de cuentas, si has leído hasta aquí, probablemente la necesitas.
¡Oh!, y ahora ¿quién podrá ayudarme?
Nadie va a llegar con una capa o cualquier otro disfraz de superhéroe. De hecho, si no pides ayuda NADIE va a llegar. Pero lo del superhéroe es muy interesante. ¿Por qué los superhéroes usan disfraz? ¿Proteger su identidad secreta y renunciar a la fama? ¿Para diferenciar a Batman de Superman? Puede ser, pero si lo analizas, es un modo de certificación. Como el diploma en la pared de un médico o un abogado. "El presente diploma acredita al individuo de la foto que tiene los conocimientos para ayudarte". Si buscas alguien que te cure de una enfermedad tropical o te divorcie... está como más fácil. Pero si quieres encontrar tu pasión, cambiar de empleo, descubrir por qué te ignoran para las promociones o ascensos, como que no es tan obvio.
Pero para estas cosas también hay superhéroes:
1. SuperCoach. El coach personal es una gran opción. A pesar de que está muy de moda y la oferta excede la demanda... Bien hecho, es una gran opción para desarrollar habilidades, para resolver problemas o temas específicos.
2. MentorMan. Mi superhéroe favorito. A diferencia del coach, se enfoca en ti, en tu desarrollo personal. Si encuentras un mentor que sepa hacerlo, que lo haga de manera estructurada y periódica, puede hacer una gran diferencia para ti. Un mentor no es para arreglar un problema en específico, es para encontrar tus áreas de oportunidad y ayudarte a sacar lo mejor de ti, a liberar tu potencial.
3. Amigator. Muy diferente a los dos héroes anteriores, más que un superhéroe es como un espontáneo que te trata de ayudar por que te estima y se lo pediste o de plano sintió que tenía que hacer algo por ti. No es muy estructurado, quizás nada estructurado. Pero tiene dos grandes poderes: te conoce y te aprecia. Y eso, vale mucho.
Estos equivalen a Superman, Batman y el Hombre Araña. Hay más, claro. Pero si pides la ayuda de alguno de estos, seguro te ira mejor y se salvará tu día.
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