martes, 23 de diciembre de 2014

Zombis, Navidad y propósitos de año nuevo.

Hay dos tipos de fans de películas de Zombis, sin meterme a detalles exclusivos de los grandes conocedores te diré: están los que les gustan los zombis, disfrazarse, la sangre y demás aderezos. Pero por otro lado están los que son atraídos por la idea de un Apocalipsis Zombi que acabe con todas las estructuras, que acabe con las rutinas y obligaciones. Lo que mucha gente no ve, es que detrás de los muertos vivientes arrastrándose en busca de sesos, está una promesa de un nuevo mañana. Como decimos en Mexico “borrón y cuenta nueva”. Ese es el principal atractivo para muchos seguidores de historias de Zombis, eso y la idea de toparse con su jefe Zombi para poder volarle la cabeza sin represalias.

Pasa algo similar con el fin de año. El nuevo año es una promesa o una oportunidad de un “nuevo comienzo”.

Si te pones a pensar el año nuevo es simplemente una fecha conveniente. Nada más. No hay más magia de la que le queramos dar. Muchos estamos de vacaciones, filosofamos, reflexionamos. Y claro, nos entran los remordimientos: comemos en exceso PERO tenemos el propósito que en enero empieza la dieta. Y así el fin de año termina siendo una excusa. Todos hemos escuchado las historias de gente comprando ropa deportiva, aparatos para hacer ejercicio en casa o aquellos que se inscriben a un deportivo o gimnasio. Hasta el personal del gimnasio te dice “así es en enero, el próximo mes la mayoría de la gente deja de venir”.

Lo peor es Diciembre. Se estima que la gente come hasta 30% más de lo habitual en estas fechas. Y de beber ni hablamos. Así inicia el círculo vicioso de los propósitos de año nuevo:

1.       Excesos en Diciembre
2.       Remordimientos hacia fines de mes
3.       SUPER motivación para el nuevo año
4.       Nuevos propósitos
5.       Inicio con todo el entusiasmo en enero… después de Reyes está bien.
6.       El entusiasmo disminuye entre Febrero y Marzo
7.       Nos arrastramos de Abril a Noviembre
8.       ¡En Diciembre… ya viene año nuevo!

Parece un buen ejemplo de círculo vicioso. Y que se debe de hacer con los círculos viciosos? Primero romperlos y después, idealmente, convertirlos en círculos virtuosos.

Pero es TAN tentadora la idea de hacer propósitos de año nuevo! Hacer propósitos de año nuevo no está necesariamente mal. Si al hacerlos los metes al mismo círculo vicioso de cada año, ahí como que sí parece que habrá un problema. ¿Cuál es la diferencia este año? ¡Ah, ya sé!,  ¡Este año SI le vas a echar ganas!, ¡Ahora si te vamos a conocer!

¿Y que el año pasado no fue igual?, ¿Y el anterior?,  ¿Y el anterior?
De repente al ver hacia atrás como nos aferramos a esos círculos viciosos, ¿no te sientes como Zombi?

La definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez, esperando resultados diferentes.
-Albert Einstein

Evidentemente algo tiene que cambiar. Tú lo debes de cambiar porque, al menos yo, desde que se equivocaron los mayas en sus predicciones, prefiero hacerme cargo yo a esperar a que se alineen los astros para mí.

Como ferviente creyente del pensamiento holístico (el todo es siempre más que la suma de sus partes), creo que hacer propósitos es algo más que una lista de buenas intenciones. Una lista de deseos es tan estéril en año nuevo como en cualquier otra época si no lo hacemos de manera integral. Conste que dije INTEGRAL, nunca dije que sea la única manera o la única correcta.
La diferencia es como cuando haces la lista del supermercado versus seguir una receta de cocina. La lista del supermercado incluye de todo, desde lo que vas a necesitar de seguro y sabes en que las vas a usar. Pero también llevas cosas “por lo que se ofrezca”. A diferencia de una receta que te dice exactamente que necesitas, las cantidades y como las vas a emplear.

Considera esto como una lista del supermercado. Algunas cosas son como indispensables, otras, ya tú sabrás como y cuando utilizarlas. Pero es como en la lista, el tenerlas anotadas te ayuda a no olvidar y hasta te puede dar ideas:

1.       Una visión clara, es decir, sabes a dónde vas, sino, ya sabes seguro llegas a algún lugar y puede que no te guste.
2.       Objetivos. No demasiados, ni demasiado pretenciosos ni demasiado fáciles. Como cuando compras fruta, que te alcance pero que no se te vaya a echar a perder. Recuerda planear para cada faceta de tu vida así será más integral y te ira mejor.
3.       Paciencia, ingrediente interesante, recuerda no es lo mismo hornear a 150 grados por una hora que hornear a 300 grados por 30 minutos.
4.       Pasión. Tu plan de vida te debe de encantar, no dejes que te llegue la envidia al escuchar lo que otra persona está haciendo.
5.       Perseverancia, puedes pedirla en paquetes de 10,000 horas, nunca están demás.
6.       Preguntas, muchas, muchas preguntas. Recuerda de preguntarte a ti mismo, piensa en el futuro, en la consecuencia de tus actos, de tus decisiones y de lo rechazas o dejas de hacer.
7.       Fuerza de Voluntad y hábitos. Vieras lo útiles que son, es como tener una botella de vino en casa, si llegan visitas resulta útil, y si estas solo…también.



Así que este fin de año, cuídate del espíritu decembrino. Mejor dicho, para no sonar tan Grinch, cuidado del círculo vicioso de los propósitos de año nuevo. De repente son peores que los zombis.

martes, 2 de diciembre de 2014

Ponerse en los zapatos de los demás… ¡no, a mí no me gusta ir al boliche!

A mucha gente no le gusta ponerse en los zapatos de otros. O no les interesa. En el boliche, si uno sobrevive la experiencia de ponerse unos zapatos aun calientes, que no sabemos quién uso antes que nosotros, si libramos ese trance, el boliche es muy divertido. Y si te huelen los pies, al menos ese día tendrás un pretexto.

“Antes de criticar a alguien deberías de caminar una milla en sus zapatos. Así cuando lo critiques estarás a una milla de distancia de él…  y tendrás sus zapatos”

Pero si de lo que hablamos no es de boliche o de robar zapatos, entonces estamos hablando de empatía.
La empatía es una de esas cosas como donar dinero a una causa o como hablarle a tu madre: TODOS decimos que es importante, que todos debemos de hacerlo, que no hay razón por la cual no hacerlo… etc. 

Pero a la hora de la verdad, NADIE las hace. Normalmente el frapuccino light deslactosado llega justo antes del voluntario de la Cruz Roja; y el último programa de la noche no sé por qué siempre termina demasiado tarde como para llamarle a tu madre.

Queriendo o sin querer normalmente nunca consideramos la perspectiva de la persona de enfrente. Y cuando lo llegamos a hacer, normalmente es como en el chiste del egocéntrico: “pero ya no hablemos de mí, mejor Tú dime que piensas de mi”. Solemos preocuparnos mucho de lo que otros piensen de nosotros pero rara vez nos ponemos en los zapatos de la persona frente a nosotros.

Tengo el honor de liderar un equipo de ventas y es muy evidente que la gente más exitosa es aquella que hace preguntas encaminadas a descubrir con quien están tratando de hacer negocios. Y aplica en todo, no solo en ventas. En relaciones dentro de la empresa, con la pareja, con los hijos. Simplemente no nos ponemos en el lugar de la persona frente a nosotros.

Lo que para ti es entretenimiento para otro es pérdida de tiempo. Lo que para ti es fácil, para otro es muy difícil. Si esperas resultados en base a lo que una acción específica representa solo para ti, puedes llevarte una sorpresa muy desagradable.

La persona frente a mí.

Ese que necesito se calle para poder hablar, que tiene que darme una firma, darme un servicio, cuide a mis hijos o me de descuento de Jueves hoy que es viernes. ¿Qué tan difícil puede ser un esfuerzo extra, romper una regla, cambiar algo o dejar de hacer algo para que yo logre lo que quiero? Que gente tan inconsciente, ¿verdad? Todos somos yo. Todos los demás son él o ella. Y si solo importa lo que yo quiero, él o ella no lo van a ver así. Ya dije que aquí no hay ni reglas mágicas ni verdades absolutas. Pero aquí unos tips para que consideremos la perspectiva de el YO que vive dentro de él o ella y lograr que tu logres lo que tu YO quiere. ¿Quedo claro? A ver explícamelo.


1.       ¿Quién es la persona que está frente a mí?
Considera con quien hablas. Una vez me atendió un cajero en USA que trabajaba ahí para ayudarse en lo que terminaba sus estudios en Antropología. ¿Qué sabes tú de la persona con la cual estas negociando, conquistando o evitando? No sabes las sorpresas que te llevarás.

2.       ¿Qué espera de esto la persona frente a mí?
No asumas nada. Probablemente pienses “obvio lo que quiere es que le de mi discurso y me vaya de aquí” ¿Estás seguro? Tal vez tu proyecto es una gran oportunidad o algo interesantísimo para quien te escucha. O todo lo contrario, pero solo preguntando lo sabrás.

3.       ¿Que implica lo que yo quiero para la persona frente a mí?
Si deseas obtener algo de alguien, ese alguien tendrá que hacer algo por ti. O dejar de hacer algo. Dedicarte tiempo. Hacer algún tipo de esfuerzo tal vez. O elegirte en lugar de otras personas. Aun en ambientes de negocio la persona con la que interactúas necesitara actuar a nombre de la empresa. Nada se da o se obtiene gratis. Esto es cierto para ti y para los demás. Desde el barman que te atiende hasta la maestra de tu hijo. Tu cliente y tu proveedor.

4.       Si logro lo que yo quiero, ¿que obtendrá esta persona?
Es fácil pensar que si tu obtienes lo que necesitas a todo el mundo le ira bien. Obvio, eres el centro del universo ¿no? Un genio por ser descubierto y próximo ídolo de las multitudes. 

Ok, si obtienes lo que buscas…

Tú cubres tu cuota
Tú cobras to comisión
Tú mejoras tu reputación
Tú obtienes esa pieza de información que necesitabas

¿Y la persona frente a ti?

¿Cubre una necesidad?
¿Fue escuchado?
¿Ganará algo? ¿Perderá algo?
¿Su trabajo mejorara o será exactamente igual?



La persona más importante del mundo justo en este momento.

¿Quiénes son las personas que mejor escuchan? Irónicamente aquellas que están pensando en sí mismas, es decir aquellas que saben que al poner atención en su interlocutor están obteniendo información valiosa que les permitirá: 1.- Saber quién es  2.- Que espera de todo esto, 3.- Que implica esto para él o ella y, 4.- Que obtendrá él o ella si tú logras tu objetivo. Y con esto tienen mejor probabilidad de lograr sus objetivos.


Una técnica muy sencilla para escuchar bien a la persona frente a ti es que cuando estas escuchando a alguien te digas a ti mismo “esta es la persona MAS IMPORTANTE del mundo para mí en este momento”. Esto no lo invente yo, lo escuche de alguien más. Cuando lo escuche la primera vez pensé “Cursi, Ñoño” pero ¿qué crees? Funciona muy bien. Es un asunto de conciencia, pensar y estar consciente que quieres lograr lo mejor de esa conversación. Durante y al final de la misma hay un agradable sentimiento de demostrar respeto e interés con quien te está dedicando su tiempo. Y te pones en sus zapatos (por favor no te los robes) y te haces esas 4 preguntas. Y piensas “esta es la persona MAS IMPORTANTE del mundo para mí en este momento”. Veras que al final será más fácil que tú logres lo que tú quieres.